jueves, 14 de abril de 2016

A los otros que no quiero conocer

A los otros que no quiero conocer:
"No me interesa saludarte, ni contarte nada de mi vida". No me interesa que me cuentes la tuya.
¿Por qué la manía de preguntar cómo estoy? ¿Importa? Si te digo que estoy mal ¿Importa? Si te digo que estoy bien ¿Te alegra genuinamente? Formulas estúpidas de respeto e interacción social, repetidas hasta el cansancio como un rezo maldito.
No me importa cómo estás, o el porqué de tu cara de comemierda. En serio. No me importas vos, ni tu familia, ni tus amigos, ni tu mierda de trabajo, ni contarte cómo va la mierda del mío. Y a vos tampoco te importa, no nos mintamos por tan poco.
Soy de pocos amigos y los que tengo me bastan, soy de pocas palabras y las que tengo me sobran.
A los nuevos que llegan los albergo casi que de manera natural, se inscriben en mi vida como yo en la de ellos, sin quererlo. Valen como valen los que me acompañan desde hace tanto. Pero vos no, por favor. Vos púdrete.
No quiero escucharte, ni percibirte, ni saludarte, ni estar cerca a vos, ni agradarte, ni tomar una pola con vos. Ni hoy ni nunca. Prefiero la incertidumbre de perder una amistad que nunca iba a ser, a la obligada hipocresía de sonreirte. Sueño con que arda el mundo. Sueño con una finquita a la que puedan ir los parceros de vez en cuando, a hablar mierda, a darnos en la cabeza, a vernos las caras. Sueño con pasar las noches con la compañera sincera. Sueño con no toparme con vos.
Cuando mueras, y en último estertor estires tu mano buscando con desespero aferrarte a la vida que se escapa, yo estaré jugando play, o escuchando a los Bad Brains, o cocinando espagueti. Voy a ser aquel al que tu muerte le chupa un huevo.
Si me ves en la calle no me saludes.
Si nos presentan, olvídame.
Me importas tan poco como yo a vos.