domingo, 14 de junio de 2020

21N

Es imposible no volver a recordar el 21N mientras la pata se consume y me empiezo a quemar los dedos, otra vez bajo esa puta lluvia diminuta, ínfima y timorata como alfileres que me perforan el rostro. Mientras que cruzo la séptima, intento alcanzar la linea metro que después de años, por fin montaron a lo mal hecho sobre la carrera décima, y apenas llegando a San Carlos, donde desde hace unos meses vivo. Que visaje que fue en esa misma esquina, donde los tombos le pegaron el tiro al parcero.


Llevaban días azarando el parche. Allanaron revistas culturales, detuvieron artistas, estudiantes. Estaban calientes los hijueputas. Yo había viajado expresamente para ver como eran vueltas ese día y porque justo el finde anterior, a mi cucha la habían internado por un visaje ahí en la cabeza. Nada raro. Nada grave. El clima en la ciudad y en todo el país estaba tenso. El marrano malparido que fungía como presidente había perdido la cabeza, sus ministros no paraban de tirarse puyas unos a los otros y se venía el paro, cada día era peor, una noticia paila, tras otra. El mundo no iba mejor. Protestas en Santiago, Quito, La Paz, Hong Kong. Un aire de revuelta recorría el planeta.


Yo me pille con el parche en la Nacho, para pegarlo y salir con los estudiantes. Empezamos a subir por la 45 esperando toparnos con la gente de la distri y con los de la Javeriana (cómo estarían las cosas que los mancitos también salieron, de hecho todas las privadas)  rumbo hacia la plaza. Era severo en ese momento pensar que diez años atrás éramos nosotros los de la primera linea, los del frente, y hoy íbamos relajados atrás fumándonos un leño.


Paila. Ya estaba cerrado el metro. La décima sigue siendo horror calentura así que vuelvo a buscar la séptima pa parar un uber. Ahora son severa mafia, es una terapia si no doy propina y roban más los hijueputas si voy pal barrio. Igual es eso o caminar. Pongo la propina. 


Cuando estábamos entrando al centro, se escuchó  el primer estruendo. El ESMAD se activó y empezó la escaramuza. Lo normal. Gente corriendo, gritos, adrenalina. Habían mal contadas unas 10.000 personas. La primera linea empezó a putear y la cogieron con el Bancolombia diagonal al terraza. Lo volvieron mierda. No avanzaba un palmo la marcha y sólo se veía el humo a lo lejos. 


Hay fue cuando sonó el primer plomazo. 


Luchito cayó fulminado, parce. O sea, yo le acaba de pasar el porro y lo siguiente que pillé fue al man desgonzado en el suelo. 25 con séptima. Es imposible no volver a recordar el 21N porque estoy justo al frente, esperando el uber que no avanza. Yo apenas abrí los ojos y me tire a sacudirlo, pero paila, ya estaba pálido. Increíble. De ahí en adelante fue todo un mierdero. Esos hijueputa abrieron fuego contra todo el mundo. Sin compasión. 


Yo andaba con ese marico desde chinches, desde el cole. El man siempre había sido un borracho y un loco. Era la primera vez que marchaba y ¡pum! tenga parce, chao. Yo agarre al otro socio del cuello y nos abrimos. Bajito, alcancé a contar unas 8 personas ya muertas. Al día siguiente, la prensa tituló: que "vándalos encapuchados abren fuego contra manifestantes". Pura mierda. Yo los vi. Fuero  los milicos y los tombos.


Llevamos 12 años en estado de sitio. Luchito nunca recibió justicia. Aún cuando menciono su nombre y la masacre del 21N la gente dice que es mentira, que eso no pasó.

Eso es lo que me dice el conductor del Uber que me recoge, cuando le pregunto si él se acuerda. En el camino se queja del gobierno de Jeronimo y Tomas, pero  agradece no ser como Venezuela. 



 

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