Ustedes, los seguidores de Uribe:
Sigan alimentado la guerra que devora
a los jóvenes.
Sigan premiando la trampa, la fácil.
Sigan alentando la intolerancia.
Sigan celebrando la corrupción.
Sigan profesando el amor, mientras
creen profundamente en un proyecto de odio.
Escojan de nuevo al títere de turno, a esa pobre y mala copia, a ese reflejo en un charco.
Sigan alimentando la megalomanía
paranoica del dueño del Ubérrimo.
Sigan alimentado al monstruo
bicéfalo, una cabeza de odio y la otra de rencor.
Los olvidados,
los sin nombre, a los que llamaron falsos positivos, seguiremos trabajando
por otro país donde quepan sus hijos y los nuestros.
Porque, aunque no guste, ustedes somos nosotros.
Porque somos.
Porque, aunque no guste, ustedes somos nosotros.
Porque somos.
Y esperaremos paciente la caída del
monstruo que ustedes idolatran, porque en este mundo sin memoria y lúgubre, no
hay noche eterna, ni lluvia que no pare.
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