jueves, 13 de agosto de 2015

Los asesinos intelectuales de Jaime Garzón, ¿cumplieron su objetivo?





"Nadie podrá llevar a nadie por encima de su corazón a nadie, ni hacerle mal en su persona aunque piense y diga diferente" Así tradujo la comunidad Wayúu el artículo 11 de la constitución política de Colombia que rezaba para entonces: "nadie podrá ser sometido a pena cruel, trato inhumano o desaparición forzada". 

La anécdota sobrevive porque hace parte de la conferencia que dictó Jaime Garzón, ahora famosa,  el 14 de febrero de 1997 en la Universidad Autónoma de Occidente. De lo mucho que habla en esa hora y media, nada ha calado tanto en la memoria colectiva como esa traducción que nos cuenta Jaime, desafiando el tiempo y su propia muerte.

"Nadie podrá llevar a nadie por encima de su corazón a nadie, ni hacerle mal en su persona aunque piense y diga diferente. Con ese artículo que nos aprendamos, salvamos este país. Por lo menos sus hijos van a tener un país mínimamente más agradable.” Sentenció el periodista ante la mirada perpleja y sorprendida del auditorio y de las más de 400.000 vistas que dicha conferencia ha acumulado en Youtube desde el 2011, cuando fue compartida.

Sin embargo, hoy cuando se conmemoran los 16 años de asesinado pareciera que sus palabra fueron echadas al viento. Hoy las redes sociales se han visto inundadas con fotografías y frases suyas, homenajes de diversa índole alzan su voz en contra de la impunidad en la que ha quedado el crimen y la profunda injusticia que ello representa.

De todos ellos, ninguno me pareció tan certero como la caricatura de Fabro (que acá reproduzco), que muestra al periodista sosteniendo el pato de QUAC y en el que pregunta con sus ojos siempre tristes: “¿Pá qué HIJUEPUTAS me hacen homenajes cada año si no van a aplicar NADA de lo que les enseñé? ¿Pá qué?”.

Pongamos de ejemplo a Bogotá, la ciudad en la que vivo. En términos de convivencia acá todos llevamos por encima de nuestro corazón a todos. Bogotá, ya lo he escrito, es un circo sádico en el que impera el sálvese quien pueda y la cultura de la trampa. Acá lo importante es llegar de primero sin importar el cómo: ¿Que hay una fila en el semáforo y en el carril derecho para voltear en ese sentido? De malas, la fila es para los guevones, yo cojo por el carril izquierdo, me cago en la fila, y cierro al gil que está de primeras. ¿Que se le cayó la billetera al fulano que iba caminando? ¿y usted la devolvió? Mucho guevón, ¿es que le sobra la plata? Devuelva si acaso los papeles. ¿Que hay fila para entrar al bar? Que la hagan los bobos, yo soy muy abeja, yo no la hago. ¿Qué hay gente pidiendo en las esquinas? El pobre es pobre porque quiere, a mí nadie me regaló nada. ¿Qué el perrito se cagó en la calle? De malas yo ahí dejo el regalito, que lo recoja otro guevón.

Y si hablamos de política: peor. La derecha colombiana no es que se haya caracterizado por ser de las corrientes más abiertas al diálogo, sino deténganse a escuchar a Álvaro Uribe, paranoíco, megalómano y máximo representante de esa postura, para quien cualquier suceso deplorable en el país es culpa de las FARC, o del actual presidente: que si se cayó el avión, que si el chico del colegió murió por inhalar el polvo de un extintor, que si llueve en Bogotá, que si hace sol en la Guajira. De ese obtuso se desprenden propuestas como las de Paloma Valencia, de dividir el Cauca en dos, una para indígenas “para que ellos hagan sus paros, sus manifestaciones y sus invasiones” y otro donde no haya oposición al progreso.

¿Y la izquierda? Hace unas noches le comentaba a unos amigos míos seguidores de Petro que la salida en falso del alcalde, una de tantas, al afirmar: “¿Es válido sacar el celular a contestar una llamada o hacer una llamada en la calle? Pues creo que aquí hay una campaña de cultura ciudadana que debemos acometer…no usar el celular en la calle” me parecía no sólo absurda y desafortunada sino además contraproducente en tanto la solución a la delincuencia no podía ser “no dar papaya”.  ¿La respuesta? “severo facho”, “eso es puro desprestigio de los medios”. Si nosotros quienes lo votamos y salimos a marchar por el respeto que merecían los derechos políticos de todos los colombianos, no somos capaces de fiscalizar su labor, cuando deberíamos ser los primeros en hacerlo, pues apague y vámonos.

Todas estas palabras para preguntarnos: ¿Los asesinos intelectuales de Jaime Garzón, cumplieron su objetivo? Y hablo de asesinos intelectuales porque de los materiales sabemos que sí, lo acribillaron a balazos y le arrebataron la vida. Pero aquellos que dieron la orden, su intención iba más allá de callarlo. La intención era extinguir el pensamiento que pregonaba el periodista y humorista. A estas alturas y viendo el país en el que sobrevivimos, cabe preguntarse, ¿cuántos de esos que hoy tienen a Jaime en su perfil, que comparten sus frases, se comportan como brutos en la calle? ¿Cuántos de ellos creen que ser el más abeja, el más vivo es la única manera de sobrevivir en Colombia? ¿Cuántos indistintamente de su filiación política son incapaces de escuchar al que piensa distinto? ¿Cuántos más desprecian y aborrecen al que piensa distinto?


De todos y cada uno de nosotros depende que la enseñanza ética y moral, única y poderosa del humorista asesinado, para cambiar el rumbo de nosotros como sociedad, no perezca en el olvido. ¿Y si llevamos más allá la imagen de Jaime Garzón? ¿si en vez de usarlo como un icono vacío, aplicamos lo que pregonaba? ¿Y si nos aprendemos, creemos y aceptamos que "Nadie podrá llevar a nadie por encima de su corazón a nadie, ni hacerle mal en su persona aunque piense y diga diferente”? Tal vez así podamos honrar de verdad su memoria, tal vez así, con ese artículo que nos aprendamos, salvamos este país.

5 comentarios:

  1. Muy acertada su reflexión viejo David, desde mi experiencia le cuento que es una labor ardua, áspera, la de intentar aplicar el mensaje de Jaime Garzón, es facil desanimarse y desilusionarse, en oportunidades es posible caer en el me-importa-un-culo... pero cuando aparecen junto a usted otras personas en el mismo camino, renace esa voluntad... cuando se deja ver parcerito???

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  2. Buena Ivancho gracias por comentar! cuadremos por FB

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  4. Totalmente de acuerdo, mi hermano, a los colombianos nos hace falta ponernos más la mano en el corazón para motivar un cambio de comportamiento y percepción de la realidad social y política del país, y no sólo para cantar esa mierda de himno con el que nos vendieron un maravilloso país en el colegio. Un abrazo, recibo este texto de la mejor manera, pero con la impotencia y repugnancia que me produce recordar esta fecha, y lo que representa más allá de la muerte per se de Jaime.

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  5. Muchas veces nos cansamos de siempre ver y vivir lo mismo en este país, muchas veces también perdemos las esperanzas y hasta se nos sale el indio que llevamos dentro, se nos olvida que los que están "arriba" son empleados nuestros , se nos olvida el arte de vivir bien y ser "civico". No solo debemos recordar a Jaime cada 13 de Agosto, debemos mantenerlo en nuestra cabeza todos los días, y cada gesto por pequeño que sea no sólo nos hará mejor culturalmente sino nos hará un mejor país. Gracias David por compartir mi Caricatura, y aunque no somos mayoría los que pensamos así, somos muchos en lo poco bueno que tiene Colombia.

    pd: Arregla ese "vació" en el último párrafo.

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